jueves, 28 de mayo de 2009

MANTIENEN VIVA LA DEVOCION...

Mantienen viva
la devoción por los
mártires cristeros

Arriban más de 5 mil peregrinos tarimorenses al santuario franciscano para celebrar a fray José Pérez e Isidoro Tirado y pedirles por quienes dependen
ahora de las remesas enviadas por sus familiares desde EU.

El “frayjosefismo”, es un movimiento individualista, de pequeños grupos, que ha permanecido vivo por la fe de las personas mayores que están movidos por sentimientos nobles.

Dicen que la gente acude al lugar donde fueron asesinados en busca de alivio: “ saben que fray José recibe la orden de Dios para curar y si lo logran es por la voluntad del Padre”, añaden.



ANTONIO ESPINO MANDUJANO

El Cacalote, municipio de Tarimoro, Gto. Son incontables los testimonios que nos dicen que a partir de 1928, la vida espiritual de los habitantes de esta comunidad ha girado en torno a fray José , el sacerdote franciscano que fue hecho prisionero en un lugar llamado el Cajón y que murió como mártir en un acontecimiento que conmocionó a la localidad en tiempo de La Cristiada: nombre que la voz popular dio a la guerra que se desató entre el gobierno del presidente Calles y una buena parte de los católicos mexicanos.

Tal vez por ello el día de ayer, en estos tiempos de crisis económica y a 81 años del sacrificio de fray José Pérez e Isidoro Tirado, entre los callejones de encrucijada se volvieron a escuchar los rezos y los cánticos de más de 5 mil feligreses, anciano, mujeres, niños y jóvenes, que encabezados por el padre Alfredo Gallegos Lara, caminaron bajo los quemantes rayos del sol, insistentes en defender la preservación de este sitio sagrado que mitiga sus necesidades espirituales.

El Vaticano ha reconocido el martirio de fray José y su fiel acompañante Isidoro Tirado, y los tarimorenses mantienen viva la devoción por los mártires cristeros.

Ahí, en la capilla que testifica en una placa de cobre, el último acto ministerial del sacerdote franciscano, nuevamente el pueblo recreó una tradición que con el transcurso de los años se ha convertido en una de las fiestas religiosas más concurridas del municipios de Tarimoro y que la mañana de ayer congregó a un gran número de católicos para rendir homenaje al mártir cristero, aún cuando la Causa de su beatificación se encuentra en la fase diocesana y “camina muy lento”.

Más sin embargo, la fe es el eje del movimiento que se basa y es movido por sentimientos nobles de pequeños grupos de personas de las comunidades de los municipios de Tarimoro y Salvatierra.
“Que los ricos vayan a Roma a promover la Causa; todos los demás siempre estaremos aquí en El Cacalote, los más de 15 mil creyentes que cada año se llenan de paciencia y nunca tienen sentimientos negativos”, dice el Padre Pistolas.


LA RUTA DE LA FE

Como desde hace 16 años, en que se realizó la primera peregrinación, a iniciativa del padre Gallegos, de nueva cuenta llegaron a este lugar, considerando un reducto franciscano, buena parte de la grey católica procedente de Tarimoro, Los Fierros, San Nicolás de la Condesa, La Esperanza, El Acebuche, Las Cañadas, Huapango, La Moncada, La Noria y Cacalote, en un recorrido de más de quince kilómetros, bajo un sol cayendo a plomo que hizo más penosa la travesía de los peregrinos.

Por el viejo camino real, donde la historia levantó grandes cruces, como las que las viejas haciendas ponían en sus fronteras, hombres y mujeres de todas las edades, enfundados en sus vestimentas campiranas y estandartes de color amarillo y verde y con sus ramos de manzanilla, gladiolas rojas y crisantemos blancos en alto, caminaron por la ruta de la fe, rumbo al lugar del martirio y en la capilla pidieron en oración por la causa de la beatificación de fray José “para que pronto sea elevado a los altares y porque aunque haya pobreza, por el camino de la fe puede alcanzarse la Gracia, la expiación de los pecados”, como dice J. Carmen Centeno, pariente de un cristero asesinado por los federales en el zaguán del curato de la ex hacienda de La Noria.

Precisamente en este lugar, donde el vínculo de pariente de antiguos cristeros, guardan celosamente documentos y relatos de primera mano, los peregrinos se encontraron con una recepción por demás cálida, un contingente de hombres y mujeres del lugar encabezados por el padre, acudió a darles la bienvenida y en un terreno que fue limpiado y apisonado, se erigió el improvisado altar donde se colocó la imagen del mártir y lo objetos de la liturgia, para posteriormente visitar la parroquia del lugar.

Más tarde cuando continuaron su trayecto, en la comunidad de Cacalote, los grupos de feligreses formaron vallas en las banquetas a lo largo de la calle principal y abarrotaron la mayor parte del atrio con mesas y recipientes con comida, para alimentar a los peregrinos quienes se distribuyeron por la laterales bajo los árboles en búsqueda de sombra ante un sol y un cielo abiertos que calaban.

Las fechas de mayor visita al santuario de El Cacalote,Gto., son el 18 y 19 de marzo y el líder espiritual es el sacerdote Alfredo Gallegos Lara, más conocido por el “Padre Pistolas,”
principal promotor de la causa de beatificación y el elegido por los feligreses “ para ser el evangelista de fray José Pérez e Isidoro Tirado”.

Del martirio a los altares

En las memorias de Ezequiel Mendoza Barragán “testimonio cristero”, se dice que la palabra testimonio “ tiene una aureola jurídica, entre sociológica y testamentaria. Pero por otra parte encierra en sus resonancias etimológicas una afinidad con martirio”.

Según el testimonio de los lugareños más viejitos, nos dice el padre Alfredo Gallegos, que al devoción por el mártir franciscano tienen sus orígenes cuando un grupo de vecinos llevaron el cadáver a la sombra de un mezquite, el que desapareció completo, poco a poco se lo fueron llevando en pedacitos, como reliquia, lo mismo sucedió con las astillas de las tablas con las que improvisaron una caja para el cadáver, así como la tierra regada por su sangre donde permaneció durante el día, antes de ser llevado de Cacalote a Salvatierra.

Agrega que ahí, en un principio, los fieles levantaron un tejabán en el lugar del suplicio y empezaron a hacer sus misas el 19 de marzo y 31 de mayo. Como la liturgia se celebraba partir de las cinco de la mañana, los feligreses llegaban desde la víspera y se quedaban en casas de Cacalote y La Noria, para poder estar temprano y alcanzar un lugar en la diminuta ermita”, la cosa era escuchar la liturgia, que en ese tiempo era en latín, después compartir los frijoles y las tortillas en una especia de romería religiosa”.

Podemos señalar con mucho orgullo, recalcó Alfredo Gallegos, que el entusiasmo y devoción por la Causa, sigue creciendo. Desde la primera peregrinación que realizamos el 18 de marzo de 1993, con tan sólo 27 feligreses, hasta la de este año con más de tres mil creyentes. Creemos que ya hemos contribuido en mucho para que la postulación avance y se tenga la dicha de elevar a los altares al “niño mártir”, para que San Juan Bautista Cacalote, tierra bañada con sangre franciscano, sea conocido en todo el mundo.

El martirio
En la madrugada del 2 de junio de 1928, dicen los campesinos de La Noria de Gallegos, “la voz del padre José Pérez se apagó cuando los soldados al mando del coronel Severino Pineda, le dieron muerte con disparos que sonaron como relámpagos quebrando el silencio de la mañana, cuando aún las sombras dominaban la claridad del día.

Agregan que “los verdugos callistas se retiraron a Celaya dejando el cuerpo del sacerdote, tendido entre tiestos y flores silvestres y goteando sangre que humedecía la tierra que más tarde obró varias curaciones”.



Hoy, los restos- reliquias del fraile sacrificado, se guardan en el convento de Salvatierra y miles de creyentes le celebran misa en el santuario de Cacalote.

Por otro lado de acuerdo al testimonio de los campesinos más viejo del lugar, “fray Josesito”, como le llamaba la gente, ejercía su ministerio entre muchas penalidades en Jerécuaro y Tarimoro. “No le importaban las incomodidades y si quería ir para algún lado, lo hacia a pie o a caballo, pero siempre custodiado por un grupo de feligreses que encabezaba Isidro Tirado y a quién también mataron cuando fue hecho prisionero el padre fray José en este lugar”.

Devoción por el mártir

Fray José Pérez, nació en Coroneo, Gto, el 24 de diciembre de 1890. Fue ordenado sacerdote en Santa Bárbara en California en Estados Unidos el 14 de junio de 1919.

En la comunidad de San José de Peña del municipio de Jerécuaro, Gto, en un muro que es un pedestal que testifica las invocaciones, en capilla donde oficiaba fray José Pérez, decenas de ex votos o retablos cuelgan de los exteriores. También se conoce que existen en paredes y puertas de las casas de los lugareños, testimonios de contenido variado que dan cuenta de la intercesión milagrosa por curar enfermedades terminales, accidentes presuntamente fatales, de situaciones de pobreza por cambios climáticos desfavorables que han sido resueltos por las bondades de fray José Pérez.

PIES DE FOTO:

Devotos de poblaciones del municipios de Tarimoro, se dan cita en Cacalote durante la peregrinación anual por la causa de fray José Pérez.

- El padre Alfredo Gallegos Lara, Sra. Damián Méndez y sus iniciadores de la peregrinación al lugar del martirio de fray José Pérez.

- Reliquias de fray José: Tierra regada por su sangre, restos de su cabello y astillas de las tablas con que improvisaron una caja para el cadáver.

-Feligreses de las comunidades aledañas que de nueva cuenta llegaron a este reducto franciscano.

-Peregrinos en su travesía para promover la cusa de la beatificación del mártir.

- Habitantes de San Juan Bautista Cacalote en el atrio de la parroquia con mesas y recipiente con comida, que generosamente ofrecieron a los peregrinos.

A las plegarias relacionadas con enfermedades y falta de empleo, se han sumado los ruegos de familias guanajuatenses a fray José para que sus hijos regresen a salvo de EU. Ahora los feligreses dejan sus peticiones o agradecimiento en hojas de papel y en fotografías.

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